Por Ramón Peralta
La participación de los hispanos-latinos en las pasadas elecciones se considera una de la mas alta que se ha dado hasta ahora y donde la intención del voto estuvo abalada por diversas razones, exponiendo así la existencia de una comunidad políticamente dividida y cuya votación no fue afectada, como se esperaba, por los ataques políticos degradantes que la administración Trump había lanzado contra los inmigrantes, donde los hispanos-latinos constituyen el grupo mas importante.
Aunque un 66% de los hispanos-latinos votaron por el candidato demócrata Joe Biden, otro 32% lo hicieron por Donald Trump, lo que significó un 4% por encima de la votación del 2016. Es decir, mas hispanos-latinos se inclinaron por Trump en estas elecciones que en la del 2016 a pesar de los tratos de éste último a esa comunidad. El hecho ha sorprendido a muchos observadores políticos, ya que se esperaba que el rechazo de los hispanos-latinos contra Trump iba a ser mas contundente. Pero numerosas razones explican el hecho.
Un elemento que ha salido a relucir es, que la comunidad hispana-latina no es políticamente homogénea, donde existen grupos que reaccionan no acorde con los asuntos económico-políticos del país, es decir, Estados Unidos, sino de acuerdo a la política que toma esta nación con relación a sus países de origen. Dos casos que caracterizan esta tendencia política son: los cubanos y los venezolanos, que constituyen una numerosa población votante en el sur de la Florida y que en la pasada elección se inclinaron hacia Trump sin importarles la política xenófoba que éste ha llevado a cabo en su presidencia contra los inmigrantes, incluyendo a ellos mismos. Estos grupos también asimilaron la falsa propaganda de Trump que catalogaba a Biden como “socialista”, realidad que está mas lejana que las estrellas.
Otros se inclinaron por Trump siguiendo motivos religiosos y proclamando que el Presidente, “había devuelto los valores familiares y la libertad religiosa al país”. Eso a pesar de que como ningún otro presidente, Trump ha llevado una vida totalmente de espalda a esos valores.
Hay quienes apuntan, que esa conducta también se debe, a que muchos de los hispanos-latinos que se han naturalizados como ciudadanos americanos, se consideran erróneamente como originarios de este país a pesar de que vinieron de otras tierras y no poseen las características étnicas de las élites blancas, que son las que Trump quiere preservar a toda costa. Debido a eso, no se sintieron, ni se sienten afectados por las filípicas racistas lanzadas por Trump contra los inmigrantes. Es más, muchos de esos votantes votaron por Trump por su posición en contra de la inmigración, ya que según ellos, “hay que prestar atención primero a las personas que están aquí”. De manera que, a estos votantes no les importa el destino que corran aquellos que quieren alcanzar los que ya ellos lograron.
Sin embargo, un gran porcentaje de votantes hispanos-latinos de los estados de California, Arizona, Nevada y Nuevo México apoyaron mayoritariamente a Joe Biden, en rechazo a la política anti-inmigrante y racista de Trump. Especialmente en Arizona, donde los jóvenes hispanos-latinos de origen mexicano ya habían sido motivados por los años de lucha contra el famoso sheriff Joe Arpaio y el mandato de la política SB1070, que daba poder a la policía del estado a detener a personas sin ningún motivo o razón y solo por la apariencia de ser hispano.
Un hecho que llamó la atención en los estados de alta población hispano-latino, fue la gran participación de las mujeres, que de acuerdo a los datos, votaron por el candidato demócrata en mas alta proporción que los hombres. Es sorprendente este hecho, debido a que tradicionalmente las mujeres son mas conservadoras que los hombres.
Por último, hay quienes atribuyen que no hubo un mayor respaldo de la comunidad hispano-latina a Biden, al hecho de que no asumiera una campaña mas agresiva al dar por cierto el disgusto latino contra Trump. En la campaña de 2016 Hillary Clinton obtuvo 250,000 votos más de los que obtuvo Biden en las recientes elecciones. Al margen de esa realidad, es evidente que nuestra comunidad hispano-latina requiere de una mayor toma de conciencia del hecho político.
