Por Ramón Peralta
José Martí, padre de la patria cubana, expresó una verdad de plomo cuando decía, que “en política los hechos que no se ven son mas importantes que los que se ven”. Traigo a colación la frase del patriota cubano, a propósito del reciente derrumbe de la ocupación americana en Afganistán y los escándalos que el hecho ha despertado en los medios de prensa, donde se pone de manifiesto cómo los juicios sobre un mismo hecho son buenos o malos dependiendo de las circunstancias.
Durante muchos años un gran sector de la sociedad americana ha estado echando deprecaciones en contra de los inmigrantes, catalogándolos como indeseables y otros bajos epítetos. Recuerdo que esa actitud llegó a su punto mas alto cuando se produjeron los acontecimientos del 11 de septiembre. En esa ocasión los inmigrantes descendientes de países árabes sufrieron todo tipo de acoso, lo que llevó a muchos de ellos a replegarse a sus hogares y ocultarse del público debido al adverso ambiente prevaleciente. Incluso esa retórica fue usada como promoción política para impulsar la invasión armada a Afganistán, que dicho sea de paso, fue considerada por muchos sectores como innecesaria y llamada a ser un fracaso político como lo demuestran los recientes acontecimientos.
Pero lo que mas ha llamado la atención del desenlace en Afganistán, ha sido el cambio de actitud de los medios y muchos norteamericanos, frente a los que hoy huyen de Afganistán. Los que ayer en víspera de la invasión eran considerados demonios y peligrosos para la seguridad nacional, hoy se les abren las puertas para acogerlos en el territorio como inmigrantes, es decir, que la calificación de buenos y malos depende de las circunstancias. Mientras tanto, otros son impedidos de entrar por la frontera con México por motivos xenófobos y que no son merecedores de vivir en tierra americana, tratándolos como indeseables y calificándolos de violadores, asesinos, vende drogas y otros desagradables adjetivos.
De manera que, el calificativo a un inmigrante de “bueno” o “malo” depende de las circunstancias y la conveniencia política del momento y no de la imperiosa necesidad de auxiliar a un ser humano que enfrenta el desafío de la sobrevivencia no importa de dónde venga.
