Pandemia y contradicciones del capitalismo

 

Como un número ganador de lotería o una sorpresa tras la envoltura de un regalo, vino para algunas personas la pandemia del Coronavirus.  De repente, millones de norteamericanos se han visto recibiendo el salario adecuado para cubrir sus necesidades sin tener que salir de casa.

Dos razones condujeron a esta forzada maravilla: la necesidad de detener la propagación de la mortal enfermedad, y la necesidad de evitar un colapso en la economía.

El salario mínimo establecido por el gobierno federal es actualmente de $11.00 dólares la hora.  Un trabajador a tiempo completo con el salario mínimo es, antes de los descuentos de impuestos, $440.00 a la semana, porque después de estos es alrededor de $355.00.  Según los expertos, el costo de la vida para una familia de 4 personas es de aproximadamente $875.00 dólares semanales, después de los impuestos, lo que quiere decir, que para sobrevivir, una familia, el salario debería ser de mas de $21.80 por hora.  Esto, llevando una vida extremadamente modesta.

Al momento en que el gobierno se ve obligado por las razones antes expuestas, a proveer el sustento a las familias que perdieron sus ingresos debido a la pandemia, sale como el corcho en el agua la verdad de la justicia económica de Estados Unidos.

Ahora, las empresas que han vuelto a operar necesitan trabajadores de línea, pero estos no están disponibles por dos razones: porque temen contagiarse con el virus y porque realmente no lo necesitan.  Trabajar por un salario menor no es negocio cuando se puede recibir uno mayor sin tener que trabajar.

No se trata de que los trabajadores sean vagos y no quieran bajar el lomo, se trata de números y los números no mienten, en especial cuando se habla de sustento.

Esta disparidad entre la realidad y las relaciones productivas de la sociedad no es la primera vez que sale a flote, pero si es la primera vez en la que se trasluce masivamente.

Algunas personas prefieren trabajar en el año solo lo suficiente para poder reunir los requerimientos para recibir ayuda financiera estatal.  Con la cual, pueden aplicar para ayuda en el pago de la vivienda y ayuda extra financiera además del seguro de desempleo.

Pero la falta de trabajadores es también una amenaza para la economía, por eso los políticos conservadores consideran que es necesario detener las ayudas para obligar el retorno al trabajo.

No es sorpresa que muchas empresas se estén viendo obligadas a contratar trabajadores indocumentados.  Porque estos no reciben ayuda y la única forma de obtener ingreso es trabajando.  Eso hasta cierto modo explica porqué en determinadas circunstancias el gobierno se hace de la vista gorda de la situación y reacciona solo cuando le conviene políticamente.

Los trabajadores inmigrantes indocumentados son actualmente el salvavidas de la economía, la balsa del naufrago que ve solo agua por todas partes y no logra divisar por ninguno de los puntos cardinales la esperanza de tierra firme.

Al mismo tiempo, son el objetivo en la mira de las campañas políticas que enarbolan el nacionalismo, alegando que ‘esos extranjeros despojan de sus empleos a los trabajadores americanos”. Paradojas del capitalismo.